Dicen que los hijos son prolongaciones de uno mismo. Tengo un amigo que dice que ellos aseguran nuestra inmortalidad; afirma que cuando se muera seguira viviendo en sus hijos. Verdaderamente yo siento que mis hijos son parte de mi, como si un día me hubiesen cortado una parte de mi ser y ésta hubiese cobrado vida propia.
Por otro lado, no me siento su dueña, reconozco que han desarrollado su propia personalidad y ahora caminan solos su propio camino. aunque, eso sí, yo camino cerca de ellos, alerta por si en cualquier momento me piden ayuda. Saben que estoy ahí, entre las sombras, sienmpre dispuesta a darles el consejo que necesiten.
Los dos tienen mucho de mí. En ambos me veo reflejada. A los dos los siento cerca, muy dentro de mi corazón. El, a pesar de ser hombre, se llevó parte de mi sensibilidad e intuición femenina. Ella, aunque tierna, sensible, muestra con valentía la rebeldia que yo siempre oculté...eso sí, los dos com0parten conmigo ese amor grandioso por nuestros compañeros los animales.
Me siento muy orgullosa de verlos convertidos en un hombre y una mujer, dos guerreros que libran sus propias batallas en busca de la luz propia.